Su experiencia eclesial como misterio de comunión constituye el fundamento de la espiritualidad de Francisco Palau y de su carisma de fundador. Se sintió llamado por Santa Teresa de Jesús para fundar una nueva familia religiosa vinculada al Carmelo Teresiano: Orden Tercera de Hermanos y Hermanas de la Virgen del Carmen y Santa Teresa de Jesús, (los Hermanos en 1860, hoy desaparecidos, y las Hermanas en 1861, hoy Carmelitas Misioneras y Carmelitas Misioneras Teresianas).
A su lado, a pesar de sus diferentes puntos de vista en cuanto al enfoque que debía darse a la nueva fundación, siempre estuvo Juana Gratias, la primera Carmelita Misionera, hija espiritual, confidente y fiel colaboradora de Francisco Palau. En ella el Padre Palau fue revelando la gracia carismática que Dios le había otorgado. Juana es un mujer ejemplar para todas la Carmelitas Misioneras. Supo de Cruz, pero también de una fortaleza inmensa para cumplir con valentía y fidelidad la voluntad de Dios. Desde aquí nuestro homenaje y admiración.
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