jueves, 21 de mayo de 2009

BUSCADOR de AUTENTICIDAD (por Hna. Ester Díaz, c.m.




Entre los diversos valores que configuraron la personalidad de Palau detectamos su talante buscador. Las páginas más vibrantes de su obra nos hablan de ello. Joven aún, cuando se planteó su futuro tomó decisiones rotundas pero abiertas. Desde pequeño se percibió modelado por el amor y creyó que éste era el camino de su existencia. Optó por ser sacerdote. Buena forma para vivir ese amor con transparencia y entrega. A pesar de encontrarse bien en la ruta emprendida, siguió explorando. Pronto tomó conciencia de que necesitaba vivir acompañado por quienes compartieran ideales. Y marchó al carmelo de Teresa. Allí encontró su propia familia. Sin embargo Palau continuaba buscando. No ya nuevos lugares donde instalarse, sino nuevas dimensiones personales desde donde desgranar su vida con más sentido. Enemigo de banalidades, deseaba vivir con la mayor calidad posible, despertar nuevas posibilidades propias y ajenas que sólo se encuentran en la introspección decidida e insistente. Los nuevos filones hallados no le retenían. Buscaba, consciente de que el descanso prolongado implica funcionar a mínimos, ya que las posibilidades humanas son casi infinitas. Por algo somos imagen de nuestro Creador.
Efectivamente, su empeño, acunado por la confianza en su Señor iba despertando nuevas dimensiones en su existencia. Vivía convencido su comunión con Dios, pero seguía ahondando en ella. Deseaba beber el agua de la vida en veneros más auténticos. Así, esa comunión con Dios se fue integrando en su servicio a quienes le rodeaban, hasta dar a luz otra nueva experiencia. Al comienzo no fue de ese modo: encontraba a Dios en ciertas situaciones diarias y realizaba el servicio a los humanos, en otras. Después, aunque permaneciera a solas con su Dios, allí se hallaban quienes caminaban con él. Por otro lado, al acompañar o luchar en favor de los demás se percibía enviado de Dios, su testigo. Dios y sus hijos se le convirtieron en familia inseparable. Lo primordial para él. Realidad nueva: misterio de la Iglesia. Hallazgo y encuentro que rejuveneció la existencia de Palau y le proporcionó nuevas perspectivas para continuar el camino diario jalonado de tropiezos. Nueva dimensión vocacional que descubrió, gracias a su talante buscador.