A lo largo de sus escritos, si tenemos los sentidos despiertos, entramos en contacto con otra dimensión escondida y secreta que se ofrece a nuestra sensibilidad espiritual como algo a lo que prestar atención, como un rumor que despierta nuestros oídos, como destellos fugaces de luz que dejan entrever algo más. “Un no sé qué que quedan balbuciendo”, diría Juan de la Cruz. En todos los símbolos predomina lo dinámico sobre lo estático:
El monte conlleva ascenso y descenso; la cueva entrada y salida; en todos asistimos de alguna forma a una transformación de actitudes y conductas
Veamos alguno de ellos despacio, sin pretender agotar su interpretación, solamente focalizando en cada uno aquella expresión que nos abre una puerta simbólica para acceder a la espiritualidad eclesial en la que nos invitan a adentrarnos: (Ir a entrada siguiente)
Veamos alguno de ellos despacio, sin pretender agotar su interpretación, solamente focalizando en cada uno aquella expresión que nos abre una puerta simbólica para acceder a la espiritualidad eclesial en la que nos invitan a adentrarnos: (Ir a entrada siguiente)
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